Homenaje a San José

Una nobleza más brillante que el sol

Téngase en cuenta que la nobleza humana puede ser considerada en su causa, en su esencia y en su acción.

Considerándola en su causa resulta la nobleza de origen, en la que san José fue singularísimo ya que tiene su origen en una triple
dignidad: corporal, espiritual y celestial. Es decir, una dignidad real, sacerdotal y profética, que es celestial, porque predecir
el futuro sólo cabe a Dios. David fue rey, Abraham patriarca, Natán profeta, y los tres fueron antepasados de san José.

San José era noble en su esencia, vale decir, en su propia persona, en la cual encontramos una triple nobleza: fue justo en su alma, alcanzó la dignidad de
esposo de la Reina del Cielo y tuvo oficio de padre nutricio del Hijo de Dios.

También en sus obras dio pruebas al mundo entero de una singular nobleza. Recibió en su casa al Salvador del mundo, lo condujo sano y salvo a través de varios países, lo sirvió y alimentó durante muchos años con sus trabajos y sudores.

Estos son los rayos que emite la nobleza del santísimo José, haciéndola más brillante que el mismo sol.

(P. Isidoro de Isolano, Suma de los dones de San José)

******

“Tome este glorioso Santo por maestro”

Sólo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no me creyere, y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción. En especial, personas de oración siempre le habían de ser aficionadas; que no sé cómo se puede pensar en la Reina de los ángeles en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den gracias a San José por lo bien que les ayudó en ellos. Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso Santo por maestro y no errará en el camino. (Santa Teresa de Jesús, Libro de la Vida)

(Revista Heraldos del Evangelio, Marzo/2007, n. 63, p. 18 a 25)


Letanía de San José

La Letanía de San José, al resaltar sus virtudes excelsas, nos incita más fácilmente a imitarlo, al mismo tiempo que imploramos su poderosa intercesión.

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

R/. Señor, ten piedad de nosotros..

Cristo, óyenos..

R/. Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Santa Trinidad, un solo Dios,
Santa María, ruega por nosotros.

Ilustre descendiente de David,
Luz de los patriarcas,
Esposo de la Madre de Dios,
Custodio purísimo de la Virgen,
Nutricio del Hijo de Dios,
Diligente defensor de Cristo,
Jefe de la Sagrada Familia,
José justo,
José casto,
José fuerte,
José obediente,
José fiel,
Espejo de paciencia,
Amante de la pobreza,
Modelo de obreros,

Gloria de la vida doméstica,
Custodio de vírgenes,
Sostén de las familias,
Consuelo de los desdichados,
Esperanza de los enfermos,
Patrono de los moribundos,
Protector de la santa Iglesia,

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R/. Perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R/. Escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas
los pecados del mundo,
R/. Ten piedad de nosotros.

V/. Lo nombró administrador de su casa.
R/. Y señor de todos sus bienes.

Oremos. ¡Oh Dios, que con inefable providencia te dignaste elegir a San José para
esposo de tu Santísima Madre!
Te rogamos nos concedas tenerlo como intercesor en el cielo, ya que lo veneramos
como protector en la tierra. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.