El día domingo 28 de febrero 2010, en la casa de los Heraldos del Evangelio de Cali, se celebro una solemne Eucaristía y Bendición con el Santísimo, conmemorando los 9 años de la aprovacion Pontificia, otorgada por su Santidad Juan Pablo ll a los Heraldos, el 22 de febrero del 2001.
Para esta ocasión asistieron, anfitriones, amigos de la campaña, coordinadores de Oratorio y sus grupos de familias, de Cali,Pavas, (corregimiento de la Cumbre), Buenaventura,Jamundi, Santander de Quilichao,cooperadores y apóstoles, quienes acudieron a esta significativa celebración llenos de alegría.Para muchos era la primera vez que visitaban la casa. Alegría, manifestada en expresiones como: Estar aquí es como estar el cielo, Hace muchos años no asistía a una Eucaristía como esta, con cantos solemnes, desde mi niñez, todo fue muy hermoso, Un señor, recordó sus años de niño en el colegio. Admiraban la presencia de Nuestro Sacerdote el Padre Juan Antonio, la calidad de su expresión en la homilía, lo tocante y llevada al corazón de los que ahí se encontraban. Una Señora manifestó que estar aquí, es conversión segura hasta para el que no cree.
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Peregrinación a Buenaventura y Bahía Málaga
La Visita de la Imagen peregrina de la Virgen de Fátima se llevó a cabo los días 19, 20 y 21 de Febrero en Buenaventura y en la base Militar deBahía Málaga
Solo Para Verte.
Historias para niños o adultos con Fé.
En la pequeña localidad de San José de Monte Verde vivía un hombre muy rico que se llamaba Joaquín.
Poseía muchas tierras, centenas de bueyes y una hermosa casa en la ciudad.
Aunque tenía un grave defecto: era bastante mezquino y no le gustaba nada que tuviera relación con la religión.
En su hogar residía una niña muy piadosa y graciosa de nombre Zita. Era la hija de su fiel gobernanta, Sara, cuya madre también había servido en la hacienda a la familia. La chiquilla, muy experta y diligente, se sabía de memoria todo el servicio que tenía que hacer para ayudar a su madre.
Sara, que era muy religiosa, enseñó a rezar a Zita desde muy pequeña.
En los momentos de ocio iban a la parroquia de Nuestra Señora del Perdón y allí se les pasaban las horas rezando, venerando a las imágenes y admirando las pinturas de las paredes y del techo de esa encantadora iglesia colonial.
Lo que más les gustaba de verdad era estar con el Santísimo Sacramento cuando estaba expuesto.
Sara le había enseñado a su hijita que en aquella delicada Hostia se encontraba Jesús enterito, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
A la niña le costaba imaginarse cómo Él lo hacía para meterse en un ostensorio tan pequeño… Su madre le explicaba que eso era un grandísimo milagro, pues aunque Jesús subió Cielo, no quiso dejar abandonada a la humanidad, permaneciendo entre los hombres en la Eucaristía.
Zita iba creciendo y no tardó en pedir hacer la Primera Comunión, porque no sólo deseaba visitar a Jesús, sino que quería que Él estuviese también en su corazón. Todos los domingos iba a Misa con su madre y recibía a Jesús en su alma. Y durante la semana, tan pronto como podía, hacía una “escapadita” únicamente para visitar al Señor. El tiempo pasaba y ella iba adquiriendo cada día más devoción al Santísimo Sacramento.
Sin embargo, el antipático don Joaquín, profundamente disgustado con la devoción de la niña, empezó a impedirle que fuese a la iglesia. Algunas veces le mandaba que fuese a comprar algo a la tienda y le contaba los minutos para que no tuviese oportunidad de acercarse a rezar. Entonces a Zita únicamente le daba tiempo para entrar en el templo, hacer una rápida genuflexión y decir:
— Señor, he venido aquí sólo para verte un poquito.
Y regresaba corriendo. Su patrón la estaba esperando con reloj en mano. Ya no podía salir ni los domingos, pues ese malvado había decidido cambiar el día de descanso de su madre. La niña sufría por la añoranza de su Jesús Sacramentado.
Pero, siempre que podía, corría a la iglesia, se arrodillaba brevemente y repetía:
— Señor, he venido aquí sólo para verte un poquito.
Muchas y muchas veces se repetía esa encantadora escena.
El mes de junio había llegado y la parroquia toda se engalanaba para celebrar la fiesta de Corpus Christi.
Las calles eran decoradas con alfombras de flores y serrín de colores. Banderas y velas adornaban el trayecto por donde pasaría la procesión.
Ya estaba preparado el hermoso palio para proteger al Señor Sacramentado que recorrería la ciudad en las manos de su párroco.
Zita ardía en deseos de poder participar, pero don Joaquín se lo negó rotundamente. Ella suplicaba desde lo hondo de su inocente corazón que por lo menos pudiese dar una ojeada, para ver al Señor. Cuando terminó la Misa, entre repicar de campanas e himnos en alabanza a Jesús Eucaristía, salía la procesión.
Arrebatada por el fervor, sin temer a su patrón, abrió la ventana del salón principal justo en el momento en que el palio estaba pasando |
La banda tocaba espléndidamente; habían aprendido nuevas melodías para esta fiesta.
La niña escuchaba aquellos acordes y rezaba en secreto.
De pronto, se dio cuenta que la música se acercaba cada vez más. ¡La procesión pasaría enfrente de su casa!
Arrebatada por el fervor, sin temer a su patrón, abrió la ventana del salón principal justo en el momento en que el palio estaba pasando.
El párroco sintió repentinamente que sus pies se quedaban pegados al suelo y no se podía mover. Desde la ventana, la niña tenía sus ojos fijos en su añorado Jesús. El ostensorio empezó a girar en las manos del sacerdote sin que éste hiciera movimiento alguno, hasta que se detuvo enfrente de Zita. Y desde la Sagrada Hostia se escuchó una voz celestial que decía:
— Zita, he parado aquí sólo para verte un poquito.
Don Joaquín había escuchado el alboroto y entró en el salón dispuesto a reprender a la niña y cerrar bruscamente la ventana. Pero al presenciar tal prodigio se acordó de cuando él aún rezaba, iba a Misa y también de su Primera Comunión.
En su alma sintió las alegrías de aquel día y las lágrimas empezaron a correrle por la cara, pues no había ido nunca más a visitar al Señor, ni siquiera para verlo aunque fuera un poquito…
La milagrosa escena terminó y el ostensorio volvió a su posición anterior; los pies del párroco se despegaron del suelo y la comitiva continuó su recorrido con normalidad. Los presentes no daban crédito a lo que acababan de ver…
Al darse cuenta que su patrón estaba de rodillas llorando, la niña lo cogió de la mano y salió con él para participar en la procesión. Zita cantaba con gusto los himnos eucarísticos.
Pero cuál no fue su sorpresa al oír que una voz fuerte y varonil acompañaba también las estrofas de las canciones. ¡Eso sí que era un milagro de verdad!
Al llegar a la iglesia, una vez que concluyó la ceremonia toda, don Joaquín le dijo al párroco que quería confesarse y de esta manera se reconcilió con Aquel que había abandonado por tanto tiempo. Rezó devotamente a los pies de Nuestra Señora del Perdón, pidiéndole a la Madre de Dios que le protegiese y le ayudase a cambiar de vida.
Ahora, siempre que tiene un ratito libre, pasa por la parroquia y reza. Pero ante todo le dice al Señor:
— Señor, he venido aquí sólo para verte. ¡Ayúdame para que no te abandone jamás!
Viaje A Bogotá 2010
En el Mes de Enero, un Grupo de Jovenes aspirantes de los Heraldos del Evangelio, realizaron un viaje a la capital de Colombia, conociendo las diversas sedes de los Caballeros de la Virgen, sitios turisticos y culturales de la ciudad; no se lo pierdan….
Colombianos en Brasil
Durante todo este mes de enero, no se pierda el reportaje de las actividades de fin de año en la ciudad de São Paulo – Brasil, donde queda la casa madre de los Heraldos del Evangelio (”Caballeros de la Virgen”).
En este segundo video, podrá ver algunos apartes de la visita al monasterio Monte Carmelo, que es la Casa Principal del Sector Femenino de los Heraldos.
En este primer video, podrá ver algunos apartes de lo que fue la novena al Niño Dios en el eremo de San Pedro.
Especial de Navidad
El Árbol de Navidad
Sapin, tannenbaum, ever green, árvore de natal … Como queramos llamarlo, el árbol de Navidad nunca dejó de ser una de las decoraciones más atrayentes en las conmemoraciones navideñas. Verdoso, lleno de simpáticas luces, su vitalidad y variedad constituyen el encanto y alegría de los pequeños, no solamente de edad, mas también de corazón.
En nuestros días, muchos de nosotros no sabemos el significado tan extraordinario de ésta figura navideña, aunque es muy difundida la idea de que el árbol de navidad surgió en Norte-América, debido a su fuerte difusión en ése lugar.
Volvamos a un pasado lleno de historias y encontrémonos con su verdadero origen, poco conocido y más antiguo de lo que parece…
Los bárbaros invadieron Europa central en el siglo VII; más específicamente, en el sur de Sajonia, donde habitaban los frisones (entre la actual Bélgica y Weser, en frente de Inglaterra). Sus creencias, todas paganas, eran muy arraigadas y, a veces, muy contrarias a la propia Revelación Cristiana.
Cierto día, un monje benedictino de origen anglo-sajón, movido por la gracia, sintió el deseo de evangelizar esas inhóspitas regiones. Su nombre era Wilfrido de York (634-709). En el inicio de su misión (678-685), se instaló en un lugar donde os habitantes, curiosamente, rendían culto a los robles muy frecuentes por aquellas florestas. Según decían, estos eran poseídos por espíritus, quienes los conservaban verdes, inclusive durante el inverno, y estas mismas divinidades promovían el retorno de la primavera y el verano.
Temerosos, los frisones realizaban diversos rituales durante el mes de Diciembre, en torno de los gigantescos árboles, a fin de que no dejaran de ejercer su indispensable función. San Wilfrido se encontró con un difícil obstáculo, al querer desmentir esa arraigada convicción pagana. Así, se dispuso a demostrarles la falsedad de tal imaginación.
Cierto día, en medio de aquellas prácticas religiosas, congregó a los bárbaros con la intención de cortar uno de los viejos robles. Golpe va, golpe viene, y comienza una terrible tempestad, dejándolos muy pavoridos. El Santo apresuró el servicio de los leñadores y, en medio de los golpes, el gigantesco árbol se precipitó por tierra! Un silencio cortante tomó cuenta de los presentes y, de inmediato, un rayo fulminante partió en pedazos el roble, coincidiendo con su caída en el piso. Al ver su mito caer por tierra, la desilusión contribuyó para efectuar la conversión de sus almas.
Después de esto, sucedió algo muy curioso… Había, a pocos centímetros del carbonizado árbol, un pino, el cual de modo inacreditable fue conservado intacto en medio de tamaña destrucción. ¿Habrá sido esto una señal?
Era el día 25 de Diciembre. San Wilfrido percibió en ese hecho un simbolismo muy bello: Dios protege la fragilidad y la inocencia! En su sermón de la noche, relacionó poéticamente la imagen del pequeño árbol con la Natividad del Señor y, de ésta manera, el pino pasó a ser, a partir de aquel día, el símbolo do Menino Jesús, más utilizado.
Un discípulo de este Santo misionero tuvo que enfrentar, también, dificultades semejantes al evangelizar la futura Alemania: se trataba de San Bonifacio (673-754).
En Geismar de Hessen, centro de rituales paganos muy concurrido, se rendía culto un grande roble llamado Odín, el cuál era consagrado al dios Donar. Se realizaban prácticas supersticiosas al rededor de este dios, principalmente en la época hibernal, porque atribuían a ese dios ser el responsable por las terribles tempestades, muy frecuentes durante esa época.
Una vez convertidos, los germanos fueron desasociando el carácter pagano de la creencia y relacionando a figura del árbol con pasajes de la Sagrada Escritura. De inmediato, se comenzaron a divulgar en diversas partes de Germania el uso del pino durante las conmemoraciones de Navidad.
Otras lejanas referencias nos hacen alusión de esta costumbre: en 1539, en la iglesia y en las moradas de Estrasburgo, Francia, por primera vez, se utilizaron pinos decorados al celebrar las festividades de Diciembre; en 1671, la princesa Charlote Elizabeth de Baviera, esposa del duque de Orleans, introdujo oficialmente esta tradición en todo el país. Y, finalmente, durante el reinado de Jorge III (1760-1820), el hábito llega a Inglaterra, difundiéndose para América del Norte y de ahí, para el mundo entero.
Con todo esto, ¿cuál es el significado de las inúmeras esferas, bastones y luces que llenan sus ramajes?
Con el trascurrir de los siglos, se fueron añadiendo bonitos adornos al pino. Su simbología se refiere al segundo Adán, Cristo nuestro Salvador (cf. 1 Co 15, 21-22, 45), el cual nos trajo de vuelta los frutos perdidos por nuestro primer padre, al haber comido del árbol prohibido (cf. Gn 2, 9; 3, 6). Por esta razón, esos bellos adornos representan los preciosos y superabundantes frutos nascidos de la Santa Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, verdadero Árbol de la Vida.
Invitación
Trece de Diciembre
Como de Costumbre se celebró la Santa Misa y se rezó el Santo Rosario del Día Trece de cada mes, en homenaje a las apariciones de Nuestra Señora de Fátima, realizada en la casa de los Caballeros de la Virgen -Cali.
Por caer trece de diciembre en el tercer Domingo de Adviento, llamado también “Gaudete” de alegría, los ornamentos del Sacerdote cambiaron de color.
La ceremonia culminó con la bendición del Santísimo Sacramento y todos los presentes se comprometieron a participar en la futura Novena de Aguinaldos del Niño Dios.
Con la Procesión de la Virgen, se dió inicio al Día de la Velitas.
Con la procesión de la Inmaculada Concepción que se realizó entre la iglesia la Merced y el parque el Peñón, donde se encendieron las tradicionales velitas del 7 de diciembre empezaron las festividades de navidad en la ciudad de Cali.
La procesión que contó con la presencia del gabinete municipal, la Policía, los bomberos, los guardas cívicos, Los Caballeros de la Virgen y cientos de caleños demostró, una vez más, que Cali es una ciudad de fe y devota de la Virgen María.
“La procesión es el reconocimiento fiel del pueblo del mundo entero a la Virgen, porque es ella la que recibe el anuncio del ángel y en ella se encarna el Verbo, es decir Jesús. Sin la Virgen no habría encarnación de Jesús y por lo tanto no habría redención como la hay. Por esa razón la Iglesia le rinde un tributo como homenaje en gratitud a quien es la madre de Dios y de Jesús”, sostuvo Monseñor José Alejandro Castaño, obispo auxiliar de Cali.
Ya en el parque el Peñón el Alcalde en representación del pueblo caleño, simbólicamente coronó la Imagen de la Virgen como reina de la ciudad.
Trece de Noviembre
El Día trece de Noviembre fue realizada la acostumbrada ceremonia de cada mes a las 5:00 pm.
La misa fue celebrada por el P. Juan Antonio Vargas, seguida de la adoración y el Santo Rosario, culminando con la bendición con el Santísimo Sacramento
Visita con La Imagen de La Virgen a la parroquia La Transfiguración
Peregrinación con la Virgen
Visita a la parroquia Latransfiguración del Señor del barrio Ciudad Jardín en Cali